La construcción de la cárcel
Apenas terminada la Guerra Civil, y con la anterior cárcel de Madrid, la Modelo, prácticamente destruida por haber estado en la línea del frente, el general Francisco Franco decidió construir una nueva cárcel. Hasta la finalización de las obras de la cárcel de Carabanchel, los presos políticos del franquismo se hacinaban en la cárcel de Porlier, antigua cárcel celular de la calle Díaz Porlier. A tal efecto, el 16 de enero de 1940 se adquirieron unos terrenos, un solar triangular de unos 200.000 metros cuadrados en el municipio de Carabanchel Alto(entonces un pueblo en las afueras de Madrid), pertenecientes a José Messía y Stuart, duque de Tamames y de Galisteo. El precio fue de 5,25 pesetas por metro cuadrado. En total, el Estado pagó unas 700.000 pesetas.
- la prisión preventiva (de planta radial y compuesta de cuatro brazos – ampliados posteriormente a ocho- a partir de un cuerpo cilíndrico coronado por una cúpula de hormigón armado);
- la prisión correccional o taller (de planta en peine e integrada por cuatro galerías, una de las cuales se modificaría para albergar otros usos);
- un pabellón de administración;
- y un grupo residencial para los funcionarios.

Construcción de la Prisión Provincial de Madrid (1942)
Como referencia compositiva se tomó la Cárcel Modelo de Barcelona, aunque se adoptaron respecto a ella los más modernos adelantos, pero su configuración según el arquetipo estrellado apela a un trazado tautológico de las instalaciones asistenciales, como el antiguo Hospital de Jornaleros de Antonio Palacios. Construida con estructura de hormigón armado y ladrillo visto en sus sobrios cerramientos de fachadas, muestra incrustados elementos neo-herrerianos en aras del estilo imperialista impulsado por la ideología oficial, enmarcándose la entrada principal con una portada que arranca con columnas dóricas e incluye un balcón rematado por un frontón triangular.
55 años de funcionamiento

Desfile de presos ante las autoridades el día de la inauguración de la cárcel de Carabanchel (22 de junio de 1944)
La cárcel fue inaugurada el 22 de junio de 1944 por el ministro de Justicia, el falangista Eduardo Aunós. Según la noticia aparecida en la revista Redención, la cárcel era «un modelo en las de su clase, con capacidad para 2.000 reclusos». Poco después ingresaban los primeros ocupantes de la prisión. No obstante, las obras prosiguieron durante años, e incluso una de sus galerías no llegó a terminarse nunca. Al crecer la ciudad de Madrid (que se anexionó los municipios limítrofes, entre ellos Carabanchel Alto, en 1948) la cárcel quedó en su interior (el suburbano, posteriormente Metro, pasaba a sus pies, entre las estaciones de Aluche y Carabanchel). La cárcel tenía cuatro galerías y no siete (la tercera, la quinta, la sexta y la séptima).
Durante la dictadura, la cárcel de Carabanchel fue la última morada de muchos ajusticiados, como José María Jarabo, acusado de cuatro asesinatos, que fue ejecutado, mediante garrote vil el 4 de julio de 1959. También sufrieron el mismo método de ajusticiamento en 1963los anarquistas Francisco Granados Gata y Joaquín Delgado Martínez. En 1975, Xosé Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, miembros del FRAP condenados a muerte, pasaron aquí sus últimas horas, antes de ser ejecutados enHoyo de Manzanares, en las que serían las últimas ejecuciones del franquismo. También estuvieron encarcelados aquí, en la sexta galería (destinada a presos políticos), numerosos opositores a la dictadura, como el sindicalista Marcelino Camacho, dirigente deComisiones Obreras, José Luis López de Lacalle o Simón Sánchez Montero.
Durante los últimos años del régimen franquista y primeros de la transición, Carabanchel fue testigo de diversos motines promovidos por la Coordinadora de Presos en Lucha (COPEL) que reclamaba amnistía, reforma del código penal, supresión de la ley de peligrosidad social y de la ley de bandidaje y terrorismo o la depuración de los funcionarios de prisiones «fascistas». Se organizó por medio de asambleas abiertas y su propuesta reivindicativa fue apoyada por una parte importante de los presos de Carabanchel y por muchos otros grupos de presos en el resto de las cárceles españolas los cuales adoptaron sus siglas, su tabla reivindicativa y tácticas como las autolesiones colectivas o la subida a los tejados de las prisiones para intentar hacerlas efectivas. Su reivindicación principal fue la de que se ampliara la amnistía de la que se estaban beneficiando en esas fechas los presos políticos a los presos comunes que para la COPEL, y ahí radicaba su principal argumento: que eran presos sociales, producto, igual que los políticos de una situación social y unas leyes injustas, las del franquismo. El 18 de julio de 1977, unos mil reclusos organizados y animados por la COPEL, tomaron los tejados de la prisión para hacer visible su lucha y reivindicaciones. Ese mismo día o en los días siguientes varios miles más de presos de más de veinte prisiones del resto del Estado actuaron de forma parecida. En 1978, el preso Agustín Rueda, un joven anarquista de 25 años, miembro de la COPEL, murió a consecuencia de las palizas que recibió por parte de funcionarios de prisiones para sacarle información sobre un intento de fuga.Como consecuencia de este caso el director del centro penitenciario, Eduardo Cantos Rueda, fue cesado y procesado. La sentencia del caso se dictó en 1988.
Encarcelados en Carabanchel

Santiago Alvarez, Simón Sánchez Montero y José Unanue del PCE salen de la cárcel de Carabanchel en 1976
Durante mucho tiempo, la cárcel de Carabanchel fue la única cárcel masculina de Madrid. Debido a ello, pasaron por ella un gran número de presos. Aparte de los presos comunes, la cárcel albergó a numerosos presos políticos y presos sociales (homosexuales en su mayor parte) durante la dictadura franquista.
Cabe señalar a Marcelino Camacho (líder de Comisiones Obreras) y el resto de dirigentes del sindicato encarcelados en virtud del Proceso 1001, Julián Ariza (dirigente del mismo sindicato),Nicolás Redondo (líder de la Unión General de Trabajadores), Eduardo Saborido, Simón Sánchez Montero (dirigente comunista, que pasó en la cárcel un total de 25 años), Nicolás Sartorius,Ramón Tamames, Enrique Múgica y Enrique Curiel (militantes comunistas), Miguel Boyer (militante socialista), Fernando Sánchez-Dragó, Miguel Gila, Fernando Savater, Jorge Artajo, Fernando Arrabal,Marcos Ana, Javier Ortiz, J. Givica acusado de un delito no cometido, o el anarquista británico Stuart Christie.

De derecha a izquierda, Marcelino Camacho, de perfil, su mujer, Josefina Samper, la viuda de Simón Sánchez Montero, Carmen Rodríguez, del brazo de Josefina Samper y Nicolás Redondo (de perfil, hablando con Julián Ariza), en el acto en el que se descubrió una placa en la cárcel de Carabanchel en recuerdo a los presos políticos que pasaron por la cárcel (22 de mayo de 2008).
Cierre y derribo
Tras su cierre diversas instituciones y los vecinos del barrio han discutido sobre la reutilización del espacio ocupado por la cárcel, fundamentalmente para la construcción de un hospital. Desde entonces la cárcel quedó abandonada. Así, durante la última década esta cárcel fantasma se llenó de grafitis, okupas y poco a poco fue perdiendo sus ventanas, escaleras y puertas siendo vendidas como chatarra.
Los vecinos de la zona reclamaron que en el solar se construyera un hospital y servicios sociales para el barrio. Uno de los posibles usos que se propuso para el edificio es el de centro de recuperación de la memoria histórica, tal y como propuso el CSIC el 7 de mayo de 2008.
El abandono, el vandalismo, el paso del tiempo y las ocupaciones hicieron que la antigua cárcel de Carabanchel se convirtiera en el espacio más degradado del distrito y el foco de problemas sociales y de seguridad. El Ministerio del Interior acabó derribándola pese a la petición de algunos vecinos que querían que se conservara su cúpula.
La importancia de la clausura y su derribo para el distrito de Carabanchel se debió a que durante todos los años en los que estuvo en funcionamiento la cárcel de Carabanchel el distrito fue conocido por tener dicha cárcel lo que le supuso dar una imagen tremendamente negativa de Carabanchel, de ahí el afán de los concejales de Carabanchel de llevar a cabo su derribo.
El 16 de julio de 2008 el Ministerio del Interior y el Ayuntamiento de Madrid firmaron un acuerdo por el cual en la superficie de la cárcel se construirán 650 pisos, un hospital, zonas verdes y oficinas del Estado. El 30% de los pisos serán de protección pública, y del restante el 90% de la venta se la embolsará el Estado y el 10% restante el consistorio.
El plan cuenta con la oposición de algunas de las asociaciones de vecinos de Latina, Aluche y Carabanchel Alto, que reclamaban el uso del terreno para la construcción de servicios públicos y solicitaban la paralización del derribo de la antigua prisión y la conservación de los elementos más significativos del edificio. Asociaciones vecinales, organizaciones de defensa de la memoria histórica de la lucha antifranquista y personas de diversos ámbitos sociales y culturales formaron una plataforma para la creación de un Centro para la Paz y la Memoria en la antigua Cárcel de Carabanchel. A pesar de las protestas el 23 de octubre de 2008 finalmente se inició el derribo de todo el complejo.
Más fotos antiguas de la cárcel de Carabanchel aquí.
Artículo de la revista Madrid Histórico «Construcción de la cárcel de Carabanchel».
Artículo de la revista Madrid Histórico «Carabanchel, la bastilla del franquismo».
Blog Salvemos Carabanchel (Plataforma por un centro para la paz y la memoria en la antigua cárcel de Carabanchel)
Vista esférica de los terrenos de la antigua cárcel de Carabanchel