El domingo 20 de octubre de 1935 el entonces presidente de la II República Española, Manuel Azaña, pronunció un discurso dentro de un mitín del partido Izquierda Republicana en el Campo de Comillas (junto a la carretera de Toledo). Se dice que al mitin acudieron más de 400.000 personas.
Manuel Azaña Díaz (Alcalá de Henares, 10 de enero de 1880-Montauban, 3 de noviembre de 1940) fue un político y escritor español que desempeñó los cargos de presidente del Gobierno de España (1931-1933, 1936) y presidente de la Segunda República Española (1936-1939).
Fue uno de los políticos y oradores más importantes en la política española del siglo XX, además de destacar como prosista y periodista. Fue galardonado con un Premio Nacional de Literatura en 1926 por su biografía Vida de Don Juan Valera. Su obra más conocida es el diálogo La velada en Benicarló, una reflexión sobre la década de los años treinta en España. Asimismo, se valoran sus Diarios como uno de los documentos más importantes para el conocimiento del momento histórico en el que vivió.
En octubre de 1931 sustituyó a Niceto Alcalá-Zamora como presidente del Segundo Gobierno Provisional de la Segunda República Española.

El presidente de Izquierda Republicana Manuel Azaña durante su discurso en el mitin del Campo de Comillas el 20 de octubre de 1935
El 19 de noviembre de 1933 triunfó la coalición formada por el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux y la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) de José María Gil-Robles. Azaña mantuvo su escaño de diputado gracias a que se había presentado por el distrito de Indalecio Prieto (en Bilbao), quien había mantenido, frente a las consignas de su partido, la coalición con los republicanos. El 16 de diciembre, Lerroux accedió a la presidencia del gobierno, con el apoyo de la CEDA de Gil-Robles, quien dejó claro desde el primer momento su futura aspiración a gobernar. Azaña, en distintas declaraciones públicas, se mostró muy crítico con las aspiraciones de la CEDA a gobernar, en tanto no mostrasen su fidelidad a la República, pues no aceptaba el que, por un lado, se hiciesen con el poder a través de los votos y que, por otro, y según él, tuviesen la pretensión de terminar con ese mismo sistema que se lo había posibilitado. En este sentido, subrayó con claridad la jerarquía de relevancias para el Estado de darse una situación crítica:
«Por encima de la Constitución, está la República, y por encima de la República, la revolución.»
En los primeros meses de 1934, dedicó una atención casi exclusiva al asunto de la necesaria unión entre los partidos republicanos de izquierda, como única vía de arbitraje entre la polarización ya iniciada entre la derecha católica y el Partido socialista. En este contexto, se produjo la disolución de Acción Republicana para fusionarse con la Organización Republicana Gallega Autónoma y con el Partido Radical Socialista Independiente en la nueva formación llamada Izquierda Republicana, que nacería a principios de abril bajo la presidencia del propio Azaña. Desde su primer discurso en el cargo, dejó clara su repugnancia hacia aquellos republicanos que habían optado por aliarse con una derecha antirrepublicana para gobernar el país e, implícitamente, se desentendió de cualquier futura alianza con los primeros.
Más allá de esto, Azaña entró en un semi-retiro político y regresó a la actividad literaria y editorial. De estas fechas son los libros Una política y En el poder y en la oposición, recopilaciones de discursos parlamentarios. Con todo, una pronta crisis gubernamental, que acabó con Lerroux como presidente, hizo volver a Azaña a la primera línea política, estableciendo sendas conversaciones con los republicanos de centro y derecha con el objeto de llevar a Alcalá Zamora la propuesta de un gobierno nacional de defensa republicana, con el objeto de reconducir la situación política disolviendo las Cortes. El Presidente de la República no accedió y el asunto no llegó más allá de a la recomposición de las relaciones personales entre los distintos líderes republicanos de izquierda y centro-derecha. Azaña intentó de nuevo conseguir la coalición con los socialistas a efectos electorales, pero fue imposible, dada la animadversión de estos para con el sistema republicano, al que desde las páginas de El Socialista se consideraba un régimen no mejor que la monarquía.

Entrada del mitin de Manuel Azaña en el Campo de Comillas
El 20 de marzo de 1935 pronunció un discurso en el Congreso en el que rompió toda posible relación política con Alcalá Zamora (al que responsabilizaba, en parte, de la crisis política por haber dado pábulo a rumores de toda índole) y apeló a la necesidad de una disolución de las Cortes y de una convocatoria de elecciones para salir de la delicada situación política del momento. A finales de mayo, con un multitudinario mitin en el Campo de fútbol de Mestalla, en Valencia (calificado por el periódico El Sol como el acontecimiento más importante de estos últimos tiempos), inició una serie de actos públicos con el objeto de reivindicar la vigencia de la República y de la necesidad de la coalición entre los partidos afines a ella. Su éxito personal fue enorme y el mitin del campo de Comillas, cerca de Madrid, que también concitó a una enorme multitud, fue incluso anunciado por el diario Pueblo, órgano del PCE. Sus discursos insistían en las ideas de siempre: política basada en la Constitución, y una Constitución, además, reformista en el orden social y fundada en el sufragio universal. Una de las primeras consecuencias de esta actividad fue el restablecimiento de las relaciones con Indalecio Prieto, hasta el punto de que éste le invitó a un viaje junto a su mujer a Bélgica en el mes de septiembre. A su regreso a España, sin embargo, Largo Caballero mantuvo su negativa a cualquier coalición con los republicanos, ejemplificando la manifiesta ruptura entre su línea y la de Prieto. Con todo, una crisis gubernamental que parecía que iba a precipitar el acceso de la CEDA al poder, llevó en noviembre a Largo Caballero a rectificar, aceptando la coalición planteada por Azaña, coalición solo de cara a las elecciones (nunca para el gobierno) y en la que deberían ir incluidos los sindicalistas y los comunistas. La gente bautizó la nueva coalición republicana de izquierdas como Frente Popular.

Libro «Discurso en campo abierto» de Manuel Azaña donde se recoge entre otros el discurso de Comillas
En el siguiente vídeo pueden verse imágenes de la preparación del campo de Comillas para el discurso de Azaña así como imágenes del público asistente y del propio Azaña: