Rodaje de «Campanadas a medianoche»

Placa 21. Campanadas a medianoche

El gran cineasta Orson Welles (Wisconsin, 1915 – Hollywood, 1985) tuvo una intensa relación con España: a los 18 años vivió por primera vez en España (un verano en Sevilla), apoyó la causa republicana durante la Guerra Civil, y en España rodaría durante el franquismo partes de Mr. ArkadinUna historia inmortal, Don QuijoteF for Fake, The other side of the wind e íntegramente Falstaff (estrenada en España como Campanadas a medianoche) e incluso los restos de Welles reposan en el pozo de una finca en Ronda de quien fuera uno de sus grandes amigos, el torero Antonio Ordóñez. Pero por pocos es conocido que gran parte del rodaje de Falstaff, su película preferida, tuvo lugar en Carabanchel.

campanadas-a-medianocheEl rodaje se realizó en España de rebote, ya que iba a filmarse en Yugoslavia. Los productores desaparecieron y Welles se benefició de un cambio de legislación del cine español en 1963. En una increíble carambola, el abogado italiano de Welles conoce al productor y actor Espartaco Santoni, marido de Marujita Díaz, actriz cuyas películas producía Emiliano Piedra. El acuerdo con dicho productor fue rodar dos películas a la vez. Una daría prestigio (Campanadas a medianoche) y la otra, beneficios (La isla del tesoro). El rodaje fue una locura. Empezaron en octubre de 1964 y las doce semanas previstas se convirtieron en seis meses.

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Las escenas de la taberna “La Cabeza del jabalí” se rodaron en una nave de Carabanchel, situada cerca del plaza de toros de Vista Alegre, probablemente en el Paseo de Marcelino Camacho o en la calle Jesús Castellanos.  Así contó el propio Emiliano Piedra como encontraron el lugar: “Los estudios eran caros y se necesitaban muchas semanas de alquiler. Un día me encontré con un amigo que tenía una nave por Carabanchel, cerca de la vieja plaza de toros. Me dijo que sólo la utilizaba para guardar llantas de coches. Retiramos todo lo que allí había, le alquilé la nave y se la enseñé a Orson. La nave le pareció que tenía las dimensiones suficientes y cuando le dije que aquello nos costaría el diez por ciento de lo que representaría alquilar un estudio de cine, no se lo pensó: «Construye aquí la taberna». Y ajustó sus dibujos a aquel espacio. Ya sabes que él hacía los planos, los figurines, las alzadas de la construcción, los zapatos, los gorros… Era un gran dibujante. Sobra decir que esa decisión de construir la taberna en aquella nave suponía renunciar no sólo a todos los servicios y comodidades que llevaba aparejadas un estudio (iluminación, sonido, camerinos, salas de maquillaje…), sino también a las garantías técnicas que representaba. Pero no hay incomodidad ni cortapisa que empañe la gracia de ese laberinto entrañable, cálido y acogedor que se despliega en La Cabeza de jabalí, cifra del genio constructor de Welles; el refugio y obrador de Falstaff, el nido de su mundo.

Tras ser construida la posada Orson Welles la vio demasiado limpia y nueva y organizó una fiesta para el equipo de rodaje, a los que ofreció, además de comida y vino, martillos, pintura y sopletes para estropear el escenario. La nave también fue utilizada como escenario de la posada del Almirante Benbow en la película La Isla del Tesoro.

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Orson Welles en la plaza de toros de Vista Alegre en 1965