El clima suave de los Carabancheles (muy fresco en verano por la proliferación de bosques de chopos y álamos), el hecho de estar bien aireados, la salubridad, el agua, la proximidad a Madrid, la buena comunicación y tener la perspectiva paisajística del valle del río Manzanares hacía a los Carabancheles idóneos para las construcciones residenciales de grandes fincas.
Entre ellas destacan la Finca de Vista Alegre, la antigua Posesión del Conde del Campo Alange, la Quinta de Santa Rita, la Posesión de Eugenia de Montijo, las villas de Ceriola, la quinta del Marqués de Mortara, la quinta del sordo, la finca de “Buenos Aires” de Miguel Nájera, la finca de “Las Delicias Cubanas” de la Marquesa de Montesclaros, la villa de González Bravo, la villa de Jaime Girona, etc…
En 1876 el banquero Enrique O’Shea consiguió la concesión para realizar el trazado de una vía de tranvía que uniera Madrid con Leganés, pasando por los Carabancheles, línea que posteriormente fue traspasada a la Compañía General Española de Tranvías. La inauguración del tranvía tuvo lugar en 1879.
En 1875, Carabanchel Bajo figura en la primera hoja del «Mapa Topográfico Nacional”, como un reducido núcleo de casas bajas, agrupadas junto al camino que une Madrid con Fuenlabrada; el resto del territorio que lo rodea son tierra de labor, generalmente dedicadas al cultivos de viñedo y cereales; eso sí, destaca una gran mancha verde que representa la finca cerrada de los Montijo.
Por lo que respecta a Carabanchel de Arriba, o Carabanchel Alto, tiene un paisaje más amable en cuanto a expansión de la naturaleza se refiere. A partir de la segunda década del siglo XIX se convierte en una eminente zona residencial, solaza y de esparcimiento para la nobleza y la burguesía que construye fincas de recreo en las que generalmente pasa los duros meses del estío.
Los Carabancheles tenían peculiaridades topográficas bien distintas, aunque en la parte de Arriba (Carabanchel Alto) los habitantes seguían manteniendo su carácter campesino hasta la última década del siglo XIX, los de Abajo (Carabanchel Bajo) gozaban ya de una industrialización incipiente, quizá debido a su cercanía con la capital, así se habla de la existencia de un almacén de pólvora, dos fábricas de velas de sebo, una de jabón y otra de licores.
En 1885 los Carabancheles sufren una terrible epidemia de cólera que causa numerosas muertes entre la población. El viejo cementerio se queda pequeño para enterrar a las víctimas.
El 12 de mayo de 1886 un impresionante ciclón derriba gran parte del arbolado de la Finca de Vista Alegre y afecta a varias casas humildes próximas a esta finca.
Carabanchel Bajo fue descrito en «las crónicas de Carabanchel Bajo» que hizo el profesor de primaria de Carabanchel Bajo en 1891, Ildefonso González Valencia, en el que, entre otras cosas, señaló que había 3.000 habitantes estables y otros 3.000 como población flotante (forasteros). La población se concentraba en los siguientes núcleos de población:
1.- Casco histórico de Carabanchel Bajo: Se trataba del pueblo propiamente dicho, entorno a la plaza donde estaba el Ayuntamiento de Carabanchel Bajo y la iglesia de San Sebastián Mártir. Las calles principales eran la calle Marqués de Salamanca (actual calle Eugenia de Montijo), y sobre todo la calle La Magdalena (actual calle Monseñor Oscar Romero).
2.- Barriada Mataderos o Guzmán el Bueno: En dicha barriada o aldea había una empresa de carne que daba su nombre a la barriada.
3.- Barriada de Extremadura: Surgió entorno a la venta «Alcorcón» junto a la Real Casa de Campo y el campo de maniobras militares conocido como «Campamento».
4.- Barriada de Getafe: No era el pueblo de Getafe, sino una aldea en la bifurcación de la carretera de Toledo y la de Getafe.
5.- Colonia de la Glorieta: Poblado entre el casco antiguo y Mataderos. Había una empresa llamada «El Porvenir Artesano» en la que contribuyeron Federico Grases y Emilio Roy.
La revolución técnica llegaría a los Carabancheles a finales del siglo XIX, cuando se instala los primeros teléfonos y la corriente eléctrica que suministra la Sociedad Eléctrica de los Carabancheles, con un capital inicial de 60.000 pesetas.
Señalar que en 1891 había 6 teléfonos en Carabanchel Bajo: Hospital Militar Gómez Ulla (número 344); Colegio La Unión; Colegio de Santa Cruz; hijo de Diego Romero; Alejandro Sánchez; y Señores de Vargas y Merino.
El 20 de junio de 1899 se otorga la escritura de fundación del Instituto-Asilo de San José para epilépticos con un capital de 5 millones de pesetas y ya el día siguiente, llegó el primer paciente,Enrique Vázquez Alonso de 16 años “que desde su adolescencia sufría el síndrome epiléptico bien comprobado”. El 21 de julio se concede la licencia de apertura, por Real Orden de 21 de julio de 1899, en la que se reconoce al Asilo el carácter de beneficencia particular.